En tiempos de pandemia, donde la estabilidad emocional de miles de niños se ha visto afectada por una serie de factores, como la no continuidad presencial en sus colegios, el no poder salir a jugar libremente, y el hacinamiento en muchos casos, ha traído incertidumbres, cambios abruptos de hábitos y vacíos. Como consecuencia, se genera en los niños el temor a la nueva realidad, sin mencionar la inestabilidad laboral y el miedo al contagio de un ser querido o la muerte.
Este escenario de incertidumbre reviste una especial preocupación en aquellos que se encuentran en una etapa importante del desarrollo humano que requiere contención y acompañamiento.